Un tros de paper

Reflexions, pensaments nus, muts, disfresats, sincers, optimistes i pesimistes.La vida, l'amor, la mort, l'oblit, les paraules, la comunicació, la traïció, l'humà, el shock amb la realitat, el futur, el passat, la bogeria reflexions, pensaments nus, muts, disfresats, sincers, optimistes i pesimistes.La vida, l'amor, la mort, l'oblit, les paraules, la comunicació, la traició, l'humà, el shock amb la realitat, el futur, el pasat, la bojeria

28/5/11


Sortiré a celebrar una victòria el dia que tingui un treball digne, tiraré focs artificials per celebrar que no existeixen les minories socials i que tots som realment iguals davant la llei, tocaré un cant amb xiulets quan necessiti fer sentir la meva veu per aturar les retallades i veuré el futbol quan els sous dels qui juguen siguin justos.

7/5/11

Estat Túrmix: Anomenem així a l'estat d'absorció constant i mescla posterior d'inputs provinents del món de les idees (com llibres, imatges, etc.) així com del món palpable de les sensacions o emocions. Es un període limitat de temps en el que el  cervell, en mode receptor, és incapaç de produir material nou ja que està massa enfeinat intentant combinar degudament els aliments.
Si hi ha un intent de menjar abans d'hora, es produeix, en el 90% dels casos, un tall a la barreja que la inhabilita com a producte saludable.

3/5/11

Nombres de personajes… que cosa absurda. Inventar nombres por el simple hecho de llamarse, de diferenciarlos. Inventar nombres porque necesitamos clasificar, nosotros. No ellos. Ordenar, meter en compartimentos. ¿O es que acaso los personajes necesitan sentirse únicos? ¿Individuales, tal vez?

Los humanos ponemos nombres a los niños para darles una individualidad (por otro lado altamente compartida), para dominarlos, para llamarlos, para reconocerlos. Y les ponemos un nombre que nos gusta, porque ha de ser nuestro, a nuestro hijo tenemos que llamarlo, reñirlo, chillarlo, alabarlo. Nombraremos ese nombre infinidad de veces y no podemos olvidar que desde pequeños aprendemos a acumular nombres favoritos para cuando llegue el precioso momento de criar. Pero ¿cuál es el nombre perfecto para un personaje? ¿El simbolismo? Y si no estás buscando simbolismos, ¿cualquiera vale? Tal vez deberían ser siempre simbólicos, aunque no explícitos, para mantener coherencia con el texto. Pero tal vez nos encontraríamos nombrando Manzana (la tentación) en vez de Don Juan. Y no nos engañemos, Don Manzana no suena nada bien.  Don Manzana Tenorio.

Sea como sea, lo que está claro es que no podemos decidir los nombres como si fueran para nuestros hijos, porque nos encontraríamos con dos posibles y tristes opciones resultantes de esa decisión. La primera sería que todos los personajes que pariésemos a lo largo de nuestra vida llevasen los mismos nombres repetidas veces y que incluso fueran los mismos nombres que adjudicaríamos a nuestros propios hijos; esa sería la opción, todo hay que decirlo, de una persona con limitada pasión por los apelativos. La segunda, y no por ello peor, se referiría al autoengaño como táctica para creer que hay nombres que nos gustan por el simple hecho de hacer variada nuestra larga herencia de hijos inmateriales.

Tal vez la opción más fácil sería el modo sorteo, con papelitos en una urna, pero es una opción muy descartable cuando te das cuenta que evidentemente no podemos  poner apelativos que nos sean indiferentes. ¡Que desastre! Un personaje con el que convives tanto tiempo durante el proceso de elaboración, llamado con un nombre totalmente aleatorio.

Por supuesto, para algunos textos la solución más fácil es simplificar el nombre a la profesión, o incluso por a rol social de madre, hijo o padrastro entre otros. Pero eso sólo sería posible en el caso que los personajes funcionen como tipos, porque si no estaríamos generalizando a todo el sector aludido por el personaje. Por lo tanto exijo, como aspirante a dramaturga, que algún ingeniero mañoso construya de una vez la Nominator, máquina que promete revolucionar el futuro de los personajes de ficción. Pero que quede claro, la patente es mía.