A trozos esparzo la luna miedica del desconsuelo y construyo en mi sinrazón una humilde cosecha de luces calidas y doradas, de luchas por acabar que no tendrán final, de sorpresas atravesadas en el monte del desconcierto donde una noche alguien perdió su destello. Atravieso el verde sin oscuridad alrededor.
Cómo tener miedo cuando oyes tu órgano palpitante que, aunque no halle concordia con la razón, sigue adelante sincero en su causa.
El grito ya no es el grito o bien es otro grito, ha mutado, permite apertura hacia otros senderos, otros puertos del conocimiento que, en horas previas, desvalidos minaban por la falta de combustible… de esperanza.
atraviesa...con el órgano palpitante galopante en la mano, sin miedo.
ResponEliminaEs increible, preciosa